Verdades a Destiempo…

A menudo su madre le hablaba de cosas que ella no entendía… Historias ambiguas que se movían entre el hoy y el mañana, la alegría y la tristeza, la vida y la muerte…

La pequeña las consideraba parte de sus locuras y, como tales, las ubicaba en la mente, en el mismo lugar que los cuentos contados al anochecer.

El tiempo pasaba …y poco a poco, esas «otras realidades», esas mentiras verdaderas, se fueron haciendo momentos de su vida…

Y entonces se dio cuenta de que aquellas conversaciones no eran locuras, sino verdades a destiempo, advertencias de los adentros del corazón. Pensamientos de lo profundo que, aunque no lo sabía, siempre fueron de ellas dos.

…Y la amó como el ser que nunca supo ubicar pero lleno de un amor que la marcó para siempre. La amó por lo que siempre había sido… aunque ya, no podía decírselo.

© Texto y foto Piedad Asensio

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