el Ventanal…

Me gusta, por la mañana temprano, cuando el calor de nuestros alientos aun flota en la habitación, levantarme y abrir el ventanal.
Inmenso, pesado.
Con mis manos asidas a él.
Trayéndolo a mí, con fuerza.
Sintiendo como sus hojas acristaladas y sus contraventanas se giran en mis hombros y dejan entrar esa primera bocanada de aire fresco.
Esa bocanada de aire que me acaricia la cara casi como un padre diciendo:
“Venga mi niña!!!, levántate!! Que el día está aquí…”
© Texto y fotografía Piedad Asensio