Licántropa

Crecen mis colmillos
a la vez que tú en el horizonte, mi luna llena.
Me vistes del negro que te rodea.
Cielo sin apenas estrellas.

…Y me convierto en devoradora de almas.
Almas podridas y dañinas que cerceno sin piedad
me cubro con su sangre,
y las arrojo al abismo de mi olvido y mi desdén.

Otras quizás,
agazapada tras mis colmillos blancos de luna llena
las vea caer, perecer;
hundirse en la ciénaga de su amargura.

Y así, no volver jamás
a formar parte de mi vida.

©Piedad Asensio
Fotografía de Pixabay

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